15.4.10

Diez legisladores mansos que buscan nuevos premios

El 23 de marzo de 2010 la comisión permanente del congreso estatal autorizó a 10 diputados y cinco presidentes municipales licencia para separarse del cargo "temporalmente" a fin de poder de buscar el próximo 4 de julio, otro encargo de elección popular.

Los legisladores licenciados para dejar su cargo son: Rafael Ceballos Cancino, Martha Grajales Burguete, Agustín Peñate López y José Luis Abarca Cabrera todos del PRD. Neftaly del Toro Guzmán, Juan López Girón y César Augusto Yáñez Ortiz del PRI. David Aguilar Solís del Panal. Emilio Enrique Salazar Farías del PAN y Luis Darinel Alvarado Villatoro del Partido Convergencia.

¿Los recuerda? Vaya… ¿los conoce?

¿Recuerda que hicieron, aparte de ocultar a la sociedad su intención de cancelar el Derecho de los chiapanecos a votar? Y que la suprema Corte de justicia de la nación les abofeteó por partida doble, exhibiendo no solo al congreso chiapaneco como un Poder hincado, sino además sumiso y contenido a su inalienable derecho de disentir o, peor aún, exhibiendo su brutal ignorancia y la de todo el cuerpo técnico de abogados que cobran en el Congreso, y que en lugar de orientar a los ignorantes diputados, prefieren limpiar las babas a nuestros valientes legisladores, por el riesgo que implica el resbalarse y caer fuera del presupuesto. Pero volvamos a la pregunta original de este párrafo ¿Qué hicieron para merecer otro encargo? Nada, a excepción de hincarse.


Toda vez que no existe un mecanismo legal para sancionar a "los representantes populares" y que permita a los ciudadanos cuestionarle su falta de eficacia y su nulo compromiso político (entendido bien, el sentido político y no el de componendas, que es en el que habitan) ellos como trapecistas, se hamaquean entre rama y rama del poder público. No producen nada y aún con el reporte de nuevas legislaciones y muchos, muchos decretos, no puede seriamente decir que lo hecho, es su trabajo. La mayor parte, si no toda, de la legislación nueva ha sido producto de igual de ineficientes, oficinas del Poder Ejecutivo.

En entrevista reciente con el subcoordinador de los diputados priístas Oscar Salinas Morga, con respecto al deplorable caso de Comalapa, que no ha entregado cuentas públicas y las que ha entregado son tan precarias que todas están observadas y ya no digamos que sus expedientes de obra pública, desde el inicio de su administración están incompletos o irregulares. Sobre este particular dijo el diputado: es normal eso, y si el presidente no se preocupa, él será quien tenga problema. ¿Nosotros que podemos hacer? se preguntó intentando respondernos ¿qué pueden hacer? ¡son el congreso de Chiapas! si estos legisladores tienen esa opinión de los asuntos públicos, ¿cómo podemos es-perar que los exlegisladores separados del cargo, lleven un compromiso de hacer algo bien o de que estén preocupados de que algo o alguien, les obligue a cumplir la ley?.

Millones de pesos de impuestos -de empresarios y profesionistas especialmente-están en juego para que las elecciones se celebren el 4 de julio y emanen nuevos gobernantes para Chiapas. Pero ese presupuesto estará muy bien utilizado por equilibristas del poder que se aprovechan de las reglas democráticas, para convertirse en una suerte de zánganos que deben ser mantenidos a costa de nuestros impuestos y de nuestra desidia, sin que deban de proveer de algo a la comunidad. Estricta cultura apícola.

Lamentablemente los ciuda-danos no tenemos una instancia que juzgue estos saltimbanquis de la grilla y que los sancione. Solo disponemos de nuestro voto para calificarlos, pero ello no resulta suficiente y casi puedo aseverar que la mayor parte de ellos, si no todos, alcanzarán otra posición donde ampliar sus negocios, mientras tienen la certeza de recibir salarios que no merecen y no desquitan, los cuales salen de la bolsa de los ciudadanos tributarios.

Mientras tanto los par-tidos estiran la mano, y edifican el andamiaje para que futuros equilibristas del erario público, tengan la garantía que ahora tiene estos nuevos miembros de esa lamentable especie. No olvide que ellos siguen los pasos de maestros en esa disciplina onerosa: Arely Madrid, Samy David, César Augusto Santiago, Julián Nazar y que me dice de nuestro querido güerito Velasco.

Presos de nuestra falta de memoria

Chiapas es preso de su historia. La historia de hace medio siglo, solo la recuerdan los ancianos y algunos historiadores. La vida pública chiapaneca ha estado sujeta de las decisiones de los virreyes que cobran como gobernadores y nuestros nuevos cuadros de esa herencia política -estatismo y corporativismo- sólo han mejorado los mecanismo para consolidarse como virreyes de vanguardia, pero virreyes al fin.
Hemos recibido como enseñanza básica un nacionalismo revolucionario priísta que ahora hemos adoptado como una imagen de nuestra identidad, y si bien el PRI ya no impone como instituto político, nos ha dejado acendrada su costumbre inescrupulosa en la que la hazaña, es llegar y no importa el precio. Y una vez ungido del poder, ha ejercerlo omnímodamente.
La política clientelar y el amasado de una sociedad de pobres y marginados que sueñan cada tres o cada seis años, que vamos a ser salvados,es la principal base de nuestra historia reciente. En este proceso, líderes, políticos, sindicatos, universidades e intelectuales han sido cómplices, cuando prefieren loar al truhán del momento, en lugar de prescindir de la chuleta, del vino y del estatus económico alto, para criticar y construir.
Decía un joven sabio: México es precario y provisional. Pero el asunto es que no es una definición del país o de Chiapas, sino una definición de su política y del modo en como los ciudadanos interactuamos cuando construimos el lado colectivo.
Ciertamente nuestra sociedad en el ámbito público no avanza con la celeridad que debiera. Seguimos aceptando soluciones malas y vicios, que hemos acumulado con el pasar de los años, y que si bien existe una conciencia mayor al respecto, los hábitos del poder, los intereses económicos y las clientelas políticas, llevan a los nuevos virreyes a repetir viejas fórmulas, que en el fondo defiende viejos intereses, que guardan nuevas vestiduras: Tener el poder absoluto.
Dice Jorge Castañeda:
México ha perdido el paso: camina despacio, sobre todo en palacio. Parece un país de instituciones débiles, desdibujado en su identidad internacional: un gigante dormido, que luego se agita sin poderse mover.
Es posible.
Con miras al nuevo proceso electoral que se avecina, los chiapanecos tendrán que hacer un esfuerzo para recordar, ¿qué hemos obtenido del PRI o de las Alianzas en los últimos 10 años? Los ciudadanos deberán evaluar su paso por el poder y calcular la dimensión de la veracidad de los candidatos, para no seguir tropezando con gobiernos que no sumen, exclusivamente para sus arcas personales. Los chiapanecos deberán sacudirse esa identidad agotada, anclada en lo provisional y precario, y comenzar a edificar sobre bases más encomiables.