21.7.10

¡ Ah que, don Pancho Labastida !





El dos de julio de 2010, se cumplieron diez años del desplazamiento de sistema de gobierno anquilosado, cuyo peso de su feroz corrupción; de su falta política creativa, moderna; incapaz de ser corresponsable con una sociedad más madura y con un agotamiento desastroso de su oferta electoral, solo podía derivar en el arribo de un panismo luminoso, y esperanzador, cuyos matices se conocían entonces solo en Chihuahua, en baja california y en las figuras de un discurso directo y novedoso del jefe de Diego, y antes del gran Maquío. Pero lamentablemente, eran solo eso. Matices.

Lo que por otra parte era claro para la mayoría era: que no querían otro gobierno del PRI. Ya no más. Otra oleada de pillos encandiladores cuyo carisma les permitía arribar explotando la esperanzas de millones, pero que indefectiblemente concluían con el desencanto, el resentimiento y el sentimiento de tristeza de todos. Incluyendo ellos.

Según el gran perdedor del proceso del 2000, Francisco Labastida, en 10 años, los resultados son desastrosos y hay falta capacidad.
"Se han creado, en una década, sólo un millón 800 mil empleos, yo me comprometí a crear un millón de empleos al año",
dice él.

El ex candidato a la presidencia de México platicó con el periodista Fidel Samaniego sobre la experiencia dolorosa de no poder mantener al Revolucionario institucional al frente del país e ilumina las escenas del 2 de julio del 2000:

“Cuando fuimos a votar mi esposa Tere (María Teresa Uriarte) y yo, me preguntaron a qué hora saldría a dar algún pronunciamiento sobre los resultados. Dije que esperaría a que primero lo hiciera el presidente consejero del IFE, lo que, se había dicho, sería como a las 11 de la noche...”
“Pero comenzaron las llamadas telefónicas del presidente Ernesto Zedillo. La primera, como a las seis o siete de la tarde, pidiéndome que ya reconociéramos que íbamos abajo en los votos. Mi respuesta fue que todavía no se había cerrado casillas en Baja California y en otros estados, que eso no era posible. Hubo una tercera llamada del Presidente en el mismo sentido. Y luego varias más de Liébano Sáenz, su secretario particular. Insistían. Presionaban. Yo me mantuve firme en mi decisión”, comenta el priísta.


Lo que también describe y que para los principales analistas y expertos en la materia era que desde medio día él sabía que había perdido. Y obvio que al igual que él, la sabía en el PAN, en el PRD y por supuesto en la presidencia de la república. Pero continúa Don Pancho :

“A la una de la tarde, las encuestas de salida levantadas afuera de las casillas nos daban ventaja de uno o dos puntos. Pero a las tres de la tarde se empezaron a revertir los resultados. A las tres y media hablé con Dulce María Sauri, la presidenta de mi partido. A las cuatro le di indicaciones a Jorge Alcocer de que empezara a preparar el discurso de reconocimiento de la desventaja. Pero en ningún momento dejé de pensar que lo pronunciaría hasta después de las 11 de la noche”.
“Luego, las llamadas desde Los Pinos. Incluso en alguna de ellas, con la sugerencia de que deberíamos salir al mismo tiempo el ingeniero Cárdenas (Cuauhtémoc) y yo a reconocer el triunfo de Fox (Vicente). Me negué rotundo. Dije que eran circunstancias absolutamente distintas”.


Finalmente cuando sale a reconocer su derrota. El presidente Zedillo se había adelantado, para evitar sorpresas y cuando el periodista Samaniego le inquiere sobre ese hecho, Labastida termina revelando la ruptura Zedillo. Fidel Samaniego: ¿Pensabas que estabas hablando y que transmitían en vivo las televisoras? ¿No sabías que en ese momento se transmitía el mensaje del ex presidente Ernesto Zedillo?

“No, no sabía. Pero no me extrañó cuando lo supe. En la última de las llamadas que me hizo él, le dije que no cambiaba, que estaba decidido que yo saldría a hablar en público después de que lo hiciera el IFE. Fue entonces cuando se rompió el diálogo. Él ya no quiso tomar mis llamadas. Me di cuenta que se había abierto una diferencia con el Presidente de la República, que el diálogo se había roto. Liébano (secretario de la presidencia) fue el que siguió hablándome. Entiendo que mi actitud les molestó. Pero no podía hacer lo que me pedía. Yo tenía un compromiso con quienes votaron por mí y conmigo mismo. No era un capricho. Nos costó mucho construir una institución, una autoridad que respetáramos, y una decisión anticipada, como me lo pedía Ernesto Zedillo, no ayudaba al IFE (órgano electoral), ni al PRI, hubiera sido desastroso.”


Que curiosa forma de ver la democracia electoral de Don Francisco. Ahora resulta que reconocer la derrota es desastroso. Ciertamente, su pretensión de reconocerla después del IFE era correcta, pero no pasaría nada malo y hubiera mostrado una tremenda madurez y civilidad del priísmo hacerlo oportunamente y no a regañadientes por un criterio tomado antes del proceso. En nada hubiera empañado cambiarlo y si habría contribuido a restañar más rápidamente la confianza en su Partido. Pero, bueno, respetamos su dicho, sin que ello signifique que le otorguemos la razón.
Para don Francisco resulta que entre las principales razones de su derrota, fue que desde 1997, el PRI perdió la mayoría en el Congreso de la Unión. La población tenía expectativas muy grandes. Se les dijo que con el PRI íbamos a pasar del tercer mundo al primer mundo. Y en lugar de eso llegó la crisis de finales de 1994 y principios de 1995, se cayó el Producto Interno Bruto (PIB) más de 6%, se perdieron más de 7 mil empleos en un año. Y estallaron los escándalos de Raúl Salinas de Gortari. Y se derrumbó la imagen del partido. El cielo prometido se torno purgatorio, como Labastida correctamente agrega.

Al final su juicio sobre los últimos 10 años es el siguiente:

(sic)… “Los resultados han sido desastrosos. Se han creado, en una década, sólo un millón 800 mil empleos. Yo me comprometí a crear un millón de empleos al año. Fox mejoró la oferta, dijo que un millón 350 mil anuales. Y en sus seis años y los cuatro de Felipe Calderón se han creado menos de 2 millones. Por el contrario, se han perdido muchos trabajos. Sólo 16 o 17 millones de mexicanos tienen empleo formal. La economía nacional sólo creció 1.2% anual. La que es alta es la cifra de muertes ligadas al narcotráfico. Y sólo 2% de los detenidos ligados al narco están siendo encontrados culpables (debería compartir la fuentes de tal aseveración que de paso me deja más preocupado. Más agrego que me despierta suspicacias). Ha crecido también el número de pobres (lo que no reconoce don Pancho que eso deviene de un efecto casi global derivado de las nuevas reglas del mercado). Es un desastre”


Su juicio es parcial y es lamentable porque viene de un hombre con un gran prestigio político y cuya inteligencia es probada, pero especialmente es lamentable de que lo tenga de esa manera, siendo un político, siendo un viejo que carece de sensatez al preferir cobijarse en el resentimiento, en lugar de arroparse de una visión de solidaria de Estado. Su crítica es parcial, es priísta y está sesgada. Es rebatible desde varias perspectivas.

Durante mucho tiempo he estado orgulloso de haber votado en 2000 por el cambio y no lo lamento. Lo hice sabiendo que Labastida o Cárdenas podían ser buenos presidente, pero que era tiempo de cambiar de Partido gobernante y adentrarnos en la pluralidad política y lamentablemente el único que podía realmente hacer la chica era Fox. Y aún cuando no voté por Labastida siempre le manifesté respeto, porque estimé que la suerte y la coyuntura le minaban el éxito. Por eso aplaudí cuando regresó a la vida política como senador y se imbricó en el esfuerzo nacional, con su experiencia y conocimiento. De ahí ahora mi desencanto al notar su visión egocéntrica, en lugar de ser periférica.

Leer la entrevista picante de Samaniego solo me permite conocer en mucho la entraña y la tripa de Labastida y ahora pienso: la historia con él no hubiera sido distinta. Es igual a Fox. Sectario, parcial y pondera en gran parte y por encima del interés general, su criterio o el de su grupo.

Los últimos 10 años han sido una verdadera montaña rusa, hemos subido y bajado en el plano emocional que es una barbaridad, pero cada vez maduramos más y nos convertimos en un país donde se discute; don peleamos; donde nos mentamos la madre, pero hemos perdido el miedo al gobernante.(bueno en Chiapas aún hay mucho de eso, por una suerte de moda retro, remasterizada del priísmo a ultranza, pero con banderitas de colores, solo que eso es otra historia distinta a la presente opinión y debe tratarse directamente).

Los mexicanos somos más conscientes de que si nos unimos por un fin noble, somos capaces de alcanzarlo (Oaxaca, puebla y la propia de tierra de Labastida, Sinaloa, Tlaxcala, Zacatecas, entre otros, son ejemplo donde la gente optó por una opción distinta a la que actualmente rige). Hoy tenemos diputados más briosos en el plano de la separación de Poderes. Hoy los magistrados están bajo la lupa y los medios de comunicación se han hecho críticos hasta el extremo de servir ahora a otros intereses distintos al gobierno. A veces hasta oscuro y preocupantes. No es que sea lo más deseable, pero para que los medios sean mejores deben atravesar por esta suerte de adolescencia social.

No puedo menos que decir que muchas cosas son malas. No puedo menos que pensar que hemos caído en un hoyo económico grave. No macroeconómico, pero si ciudadano. Creo que la guerra contra el narco era necesaria, pero la estrategia estuvo mal. Creo que debimos crecer más, pero es fatuo asentarse en el hubiera. Lo único cierto es que Fox dilapidó en meses el bono democrático y que esos seis años fueron terribles, pero es realmente difícil considerar responsablemente que otro gobernante llevaría a este inmenso país, con sus 100 millones de mañosos ciudadanos, incluido yo, a un lugar muy distinto.

Que bueno que hay quien está haciendo balances de los 10 años del PAN, que bueno que no les guste hasta donde hemos llegado. No creo en el conformismo, y si viene el PRI nuevamente, hombre, bienvenido. Nadie estima que PRI o el PAN, vaya hasta el PRD, sean los malos o los buenos de la película. Lo que no se debe olvidar es que antes que priístas o panistas, católicos o protestantes, nacos o fresas, somos mexicanos y es responsabilidad de todos mover a este país, con la ayuda de los gobernantes, o pesar de ellos.

Decir que estamos mal por el PAN de los últimos 10 años, resulta una idea estúpida y peor aún, gastada. El PAN dijo lo mismo del PRI, para sacarlos de los pinos y le funcionó. Y como dijera mi inteliguérrimo amigo kiriquisiacas: Una vez se capa el cochi. Revisemos, reorientemos y nos pongamos a trabajar. Ya.
Vengan los balances, critiquemos al PAN hasta descubrir la hebra original de sus errores y si ahora, es tiempo del PRI, lo ayudemos todos. Agarremos pues juicio, y nos pongamos a trabajar.