17.12.10

Operación “nuégado”

Moreira y los nuevos dirigentes del PRI en Chiapas

Los resultados mostrados por varias empresa de investigación de mercados de los últimos tres años, señalan que el Gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, es reconocido como el más confiable, imparcial y honesto, pues encabezó con respuestas a su favor, todas las preguntas aplicadas en las encuestas.

En el presente año con base en los resultados que se dieron a conocer por la empresa de investigación de mercados, “Gabinete de Comunicación Estratégica”, el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, resultó el más confiable y honesto según la encuesta. Los resultados arrojados por la misma, señalan que el Mandatario de Coahuila sobresalió como el más confiable de los 31 gobernadores del país, incluyendo al jefe de gobierno del D.F. Entre las preguntas aplicadas en la encuesta se encontraba una que decía, “si el gobernador de su estado fuera su vecino y usted tuviera que ausentarse de su casa por varios días, ¿le confiaría las llaves de su casa?”, y en esta pregunta el gobernador obtuvo casi el 53 por ciento de respuestas a su favor, lo que dio como resultado que Moreira Valdés, se mantuviera por encima del promedio nacional. ¿Se imagina? El gobernador mejor posicionado del país, solo cuenta con la mitad del apoyo ciudadano para confiarle las llaves de su casa. (Gulp) Dios nos agarre confesados.

Vale pues, volvamos al tema. Pues de este sacrosanto señor los priístas pretenden construir la plataforma que los aleje del escenario Madrazo-Elba Esther, que mandó al PRI a la lona en la peor derrota de que se tenga noticia (tercer lugar) para que en 2012 ese partido regrese al gobierno de la república.

Por su parte Moreira anunció que dejará el gobierno de Coahuila a inicios del 2011 para contender por la presidencia del su partido, y afirma el diligente señor que ser presidente del PRI le obligará al reto principal de ganar Estado de México, no solo por agradecimientos del destape que hiciera de Peña Nieto para postularlo para la dirigencia del PRI, sino porque de perder esa elección las señales que se mandarían al electorado mexicano, es que la presión que ha ejercido Peña en medios, es similar a la presión de un globo. Un pinchazo y adiós, que te vaya bien.

Pero mientras asoma el aciago Moreira reparte buena esperanza. Busca una transición donde cuiden la unidad del partido. "No tener fisuras ni fracturas, trabajar unidos, poder transitar buscando que se llegue, con reglas, que no haya golpes ni por abajo ni por arriba de la mesa”, explicó con candorosa claridad.

Lo cierto es que a partir del fenómeno del 2006 en que el PRI se fracturó y del 2000, que nadie creyó en la elección interna y democrática del candidato presidencial, los priístas han vuelto a los viejos esquemas, a la cargada y pretenden por “unidad” no solo la candidatura del presidente del Comité directivo, sino del candidato presidencial, para separarse del “mal agüero” que los alejados del poder: La democracia plena. Bajo la premisa mojigata de la “unidad priísta” buscan alcanzar el poder, sin importar las consecuencias negativas y contradictorias de su discurso.

Luego comienzan las habladurías acerca de que la principal beneficiada de la unción de Moreira es la chiapaneca Elba Esther, quien de paso, parece que anda en busca de la gubernatura chiapaneca, para cerrar su ciclo político en su tierra natal. Que si ya su hija Mónica, so pretexto de buscar la candidatura a la senaduría realmente está haciendo el diagnóstico acerca de cómo la profe, puede asentarse en la casa de gobierno del Mirador, como dirección de credencial de elector del 2012 al 2018.

Que si Moreira ha prometido volver a abrir la puertas a los expulsados, entre ellos a su principal (no es una expresión a la ligera, sino estrictamente cierta) aliada política. ¿Adivinen, adivinen, adivinen? Eah, la maestra Elba Esther.

Recuperando los viejos tiempos, los priístas disciplinados, los integrantes de la cúpula priísta lucieron recientemente en Pachuca, unidos como nuestros deliciosos nuégados. Pegaditos y salpicando azúcar. Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones, Enrique Peña Nieto, Humberto Moreira y Emilio Gamboa, solo les faltó ir de la mano y dando brincos acompasados. Habrá que ver que traman esta quintilla de poderosos. Ya antes Manlio Fabio Beltrones había avalado la candidatura de Humberto Moreira, sumándose a todos los gobernadores priístas que ¡oh coincidencia ! se abrieron de capa con el gobernador de Coahuila.

En el marco de la reunión del Consejo político nacional del PRI celebrado como ya dijimos en Pachuca este 13 de diciembre 2010, Manlio Fabio, el vicepresidente de facto de la México, afirmó "Es un candidato que abiertamente se ha pronunciado a favor de participar y habremos muchos que lo acompañaremos" señaló, sin embargo, que será hasta que se emita la convocatoria cuando quede claro quién podría ser el presidente del PRI.

Moreira Valdés como un bebe-dinosario recargado señaló que su aspiración rumbo a la dirigencia nacional del PRI se debe al deseo de los militantes de ese partido de recuperar al país. See… como no. "Es el momento de que el PRI asuma esa postura de despertar la conciencia de todos los mexicanos" dijo enjundioso el destapado candidato único. Mmm…agarrá tu mudo.

Lo cierto es que el 1012, prevé una lucha donde el PRI, saque lo mejor que tienen. Su deseo ingente de ganar, no importa el precio. Regresar al poder para hacer a nuevos millonarios en un país de pobres. Gordos pue, pero pobres. Y si cumple lo que ha prometido en Chiapas, las condiciones de juego cambiarán dramáticamente. No solo por la amenaza de la Maestra, sino porque el propio comité estatal priísta, se decidirá hasta después del 4 cuatro de Marzo y con la probable presencia de la senadora Maria Elena, quien también debe mucho a la maestra, y el nuevo dirigente tal vez no sea quien, casi todos tienen en mente, y que no quiero decir su nombre, pero que Julián Nazar lo humilló en su propio evento y él, en un acto de extraordinaria valentía, calló y bajó la vista. ¡ Machazo !

Jaime Valls mentiroso….Regalo de Tinta fresca

La sonrisa de Jaime Valls, recién investido como Rector de la UNACH, se apagó con un apretón de mandíbulas cuando escuchó la pregunta de nuestro camarada de Tinta Fresca:

—¿Qué opinión tiene de que usted sea el primer rector ajeno completa y absolutamente a la UNACH?
sonrosado de súbito, se defendió:
— “Pues yo he estado vinculado a la Universidad desde la presidencia municipal… trabajamos muchísimo por la Universidad…”
—Sí, pero no es egresado de la UNACH —le interrumpió Tinta Fresca.
—No soy egresado pero cumplo con todos los requisitos que marca la ley —atajó nerviosamente.
—Bueno, pero tampoco es docente —le completó el escribidor.
—Bueno, pero cumplo con todos los requisitos que marca la ley: he sido docente en la Universidad del Valle de México, tengo una maestría; estoy vinculado a la academia.
….( fin de la cita )

Lo cierto es que el hijo de su papá miente. No cumple formalmente con los requisitos de ley. Dice el artículo 15 de la ley orgánica de la UNACH: son atribuciones de la junta de gobierno:
I.- designar al rector de la universidad, en un proceso de selección en que se oiga a la comunidad universitaria, y yo quisera que demostraran como se escuchó a la comunidad y cuales fueron las expresiones. Quisiera saber ¿cual fue la expresión de apoyo directo, que facultad, que comunidad de estudiantes o profesores lo hizo auténticamente? Diciendo: queremos ese tío. Si bien hubieron paleros y gritones esos son de oquis. No representan a nadie y la junta de gobierno, solo se inclinó hasta besar el suelo, cuando de palacio, tronantes, les ordenaron que Jaime Valls debía ser el reptor.


Luego el artículo 29 en su fracción tercera de la misma ley obliga a los directores a cumplir con este requisito: ser docente o investigador en la escuela o instituto de que se trate, o en una afin de la universidad, con una antigüedad mínima de tres años. Es decir, si a los maestros que quieren ser directores se les obliga a tener una mínima vida académica de tres años, como, por el amor de Dios, el Reptor puede eximirse de ese requisito toral. Por un principio legal mínimo, y por respeto al espíritu de la ley, el hijo de su papá debió tener una mínima experiencia académica y que no salga ahora que asesor del oficial mayor de la SEP, puede considerarse actividad académica, ni haber sido tesorero del colegio nacional de economista le concede ese mérito. Luego entonces jamás ha tenido una vida académica de dirección, que no es la misma que ser educando y que aunque la ley no lo aclara, es de si obvio.

Lo lamentable no es que haya llegado el hijo de su papá. Han llegado otros peores. Lo lamentable es que la comunidad universitaria chiapaneca es de okis. No tienen opinión ni voz. No son capaces de defender lo que creen y la desarticulación de esa “comunidad” expresa que como tal no existe. Solo hay en Chiapas, en una institución con siglas de la UNACH, una bola de estudiantes y otra de maestros que no componen nada y que no son capaces de asumir su papel histórico: propiciar acciones de libertad, bienestar social y justicia, asociadas a la experiencia histórica y animadas por el interés de mejorar a su comunidad.

Que pena que no haya espíritu universitario en Chiapas. Solo una escuelota con harto chiapaneco de segunda.

3.12.10

jodidos, pero contentos con Juanito Sabines





La historia chiapaneca sui generis se repite en círculos cada vez más pequeños. Los chiapanecos que somos muy dados a la fobia de los que no son chiapanecos, o que al menos, los bucólicos periodistas han intentado imbuir en sus lectores esa xenofobia, son presas de una pasión que comienza en el siglo XIX, cuando cualquier persona impuesta desde el centro de país, podía venir a gobernar Chiapas, o más bien, venia a representar la extensión del poder que se ejercía desde la capital mexicana. Ese es el génesis de las voces airadas que van desde fuereño hasta, ¡ese no es de acá, que se regrese a su tierra!



Durante el siglo XIX a nuestra entidad llegaron varios gobernadores de Oaxaca e incluso hubo uno de origen cubano, Gerónimo Cardona, que hicieron de Chiapas una pieza del ajedrez nacional cuyo efecto de aceptación y sumisión hemos heredado como rasgo de nuestra idiosincrasia. Somos como tropilla vacuna, rumiante, incapaz de expresar abiertamente nuestro respaldo a lo que nos convence, o lo contrario. Preferimos voltear a ver quien nos observa y callar si la “conveniencia lo dicta” y fanfarronear nuestra “dignidad” en el anonimato.



Emilio Rabasa que 1892 cambió la residencia de poderes, por sentirse rechazado por los alzados coletos, y que impuso su venia para gobernar en Chiapas durante dos décadas, hasta 1911, no fue capaz de impulsar acciones que brindaran certeza a los más pobres de Chiapas. Con todo el poder que fue capaz de acumular por el aprecio que le brindaba el dictador Porfirio Díaz, prefirió que los oaxaqueños hicieran de Chiapas su nicho de negocios y llevaran a cabo gobiernos estatales y municipales arbitrarios y desprovistos de sentimientos de culpa por sus crasos errores. Al fin, ésta no era su casa. Es decir, que alguien de Oaxaca nos gobernara en sí no era malo. Lo malo es que muchos de estos oaxaqueños, eran malos en su tierra, por eso los sacaban de allá (era una época en la que la paz monolítica debía privar, para evitar la paz de los sepulcros) y como purgatorio, nos los imponían en Chiapas bajo la aceptación de Emilio Rabasa.



Esta concesión a los oaxaqueños tenía como obvia intención halagar al presidente Díaz y consolidar en la entraña del chiapaneco el sentimiento de sumisión y de complicidad de los chiapanecos beneficiados de este poder, que aún estando en contra de él o sus arbitrariedades, preferían callar en lugar de expresar su juicio y exponerse a perder sus prebendas. Y en el caso de los ciudadanos, del chiapaneco promedio, se acendró su derecho a callar y blasfemar musitando.



Luego en pleno proceso revolucionario, enviado por el futuro constitucionalista Venustiano Carranza, llega a Chiapas Jesús Agustín Castro (1911), con la manda de transmitir el espíritu de la lucha revolucionaria y este bragado y bravo militar, impuso el 13 de octubre del mismo año, la ley de obrero que despertó los peores sentimientos de ricos terratenientes chiapanecos.



Esta ley desaparecía la deuda de trabajadores que, engañados, estaban encarcelados de por vida a las haciendas, sin derechos, habitando en condiciones miserables y sin posibilidades de salir de esa vorágine de pobreza. Con la ley citada se establece la jornada de ocho horas, las condiciones salubres y los salarios mínimos. Una vuelta de 180 grados de la práctica política y de la economía oligarca, que Rabasa y sus cuates del poder no pudieron en 20 años, impulsarlo.

Este principio básico de protección a los más pobres de Chiapas, que debió haber sido signo de Milito Rabasa , prefirió no tocarlo para mantener su hegemonía y obviamente, sus negocios, que en Chiapas y Oaxaca, no eran pocos. Es por ello, que cuando el presidente Madero y José María Pino Suárez, son asesinados por el mayor chacal de la Revolución Mexicana, uno de los primeros que fueron a presentar respetos al nuevo dictador es el muy apreciado chiapaneco Emilio Rabasa.



¿Por qué lo hizo? ¿Estaba de acuerdo con Huerta y celebraba la muerte de su enemigo político?, ¿Ese que logró tirar al gigante oaxaqueño que nos gobernó tres décadas y que era su fiel amigo? La verdad no podemos aventurarlo, por no disponer de mayores datos al respecto, pero podríamos expresar que aún cuando no deseara la muerte de Francisco I. Madero, algo que si deseaba era mantener sus canonjías. Y ello explica en parte, porque cada vez que nos sentimos mal representados por el gobernante en turno, somos capaces de lamerle las suelas, si ello garantiza que alcancemos beneficios.



Nuestra madera no es propiamente derivada del conformismo, sino de lo acomodaticio. Nuestro talante está divorciado con la solidaridad, pues velamos individualmente por nuestros intereses y el sentido colectivo no nos anima, si compartir riqueza o renunciar a ella, resulta ser el paso inmediato. Seguimos con el discurso crítico soterrado y la genuflexión y la reverencia abierta para aquel que nos disgusta, pero tiene poder.



La LXIII legislatura chiapaneca es el mejor ejemplo de esta premisa. Diputados cómplices o sumisos dieron al traste con aquello que en el ámbito nacional hoy es una certeza: el equilibrio de Poderes. Estiraron la mano dipsómanos, viejas seniles cuya fachada remozaron mientras habitaban en la inopia, ignorantes supinos y anodinos insípidos. La representación popular se fue al mismo lugar que las heces de los “periodistas críticos y engolados”, que pretenden sorprender a los incautos. Las plumas menos peores fueron acalladas con harta lana y las lealtades partidistas fueron compradas con la promesa de: presidencia o diputación segura, para darle un barniz democrático al mapa político chiapaneco.


Ahora solo nos queda la plegaria derrotista del filósofo de la cantada, Marco Antonio Solís… ¿A dónde vamos a parar? Cosas veredes Sancho panza. Cosas veredes.

Juan Sabines y la mano negra.




Releyendo a Alicia Hernández Chávez en La defensa de los Finqueros en Chiapas 1914-1920 y Thomas Benjamin en ¡ Primero viva Chiapas! (La revolución mexicana y las rebeliones locales), se recuperan imágenes extraordinarias que explican porque los chiapanecos somos como somos.

En gran parte de la historia latinoamericana de finales del siglo XIX y principios del siglo XX encontramos las luchas de varias élites regionales por expandir sus economías mediante una reconformación penetrante de la sociedad local. ¿le suena conocido? ¿acaso no le recuerda los albores de la revolución mexicana? o ¿el conflicto de coletos y tuxtlecos que se peleaban la capital chiapaneca? Vaya, pues no deje de leer, que le agradará y sonreirá. O se enojará.

En Chiapas los gobernadores “progresistas” (1890-1900) cuya tutela era guiada por los científicos de Porfirio Díaz, entre ellos el principal: Don Emilio Rabasa, intentaron derribar los obstáculos políticos y sociales al desarrollo de la agricultura comercial y construir la infraestructura que le sirviera de base, pero para alcanzar la noble causa era menester, vengarse un poquito de los coletos, que ya desde antes les caían mal y promovieron rescindir la permanencia de la capital chiapaneca en la gélidas tierras de San cris, arguyendo que si estaban mal era por culpa de éstos.

El cambio de la capital del estado de San Cristóbal a Tuxtla Gutiérrez (1892), desplazó el polo comercial del estado, y las acciones de los gobernadores rabasistas –nominados así por las genuflexiones que le hacían a don Emilio – estaban orientadas a consolidar el nuevo polo chiapaneco y trataron no solo de atraer las inversiones a la capital, sino ensanchar las actividades comerciales y hacer una alcabala tributaria a todos los que pasaran por estos lares.

Los sancristobalenses por su puesto opinaban lo contrario y trataban de contrarrestar ese efecto. Se quejaban con aquel que les que prestaba oídos de que Tuxtla favorecía el desarrollo comercial en todos lados menos en Los Altos y a partir de ahí, se ahondó un profundo resentimiento entre las élites de la antigua capital hacia los tuxtlecos.

Chiapas hasta principios del siglo XX fue un mundo aislado de gran parte de la república mexicana. Sus nexos culturales, políticos y económicos se extendían mas bien hacia Guatemala, Belice, Campeche, Tabasco y Yucatán. Sus habitantes vivían de la agricultura y la ganadería, y especialmente del café y el cacao, que se exportaban y daban vida al comercio. La poca industria existente estaba la relacionada con el café y la única industria no agrícola de carácter obrero era la fábrica de hilados y tejidos: La Providencia, en Cintalapa.

Por tanto un evento de esa magnitud, revestía un interés toral en todos los habitantes de Chiapas. Era una telenovela que interesaba y provocaba el asombro, los ayes de dolor o sorpresa y mantenía en vilo a políticos, comerciantes y ciudadanos de carácter huizachero (es decir, casi todos).

Los sancristobalenses nunca se resignaron a la pérdida del gobierno del estado, y no dejaban de culpar a los gobiernos rabasistas por su marginación económica y política. Pero aquestos bragados y fieros luchadores le apostaron al complot (que no compló como dice el señor peje) y la guerrilla, ya desde esa época, y una camarilla sancristobalense denominada tenebrosamente la mano negra (que hubiera bastado con decirse coletos pá imponer miedo), encabezada por Jesús Martínez Rojas y Manuel Pineda conspiraron casi incesantemente desde mediados de los 90s del siglo XIX hasta la caída de Porfirio Díaz, buscando el retorno de los poderes del estado a su ciudad.

No podía faltar el frijolito en el arroz. Desde principios de 1902, el nuevo obispo de Chiapas, Francisco Orozco y Jiménez, se unió de modo no oficial al liderazgo de dicha camarilla antirrabasista e instó a distinguidos coletos a sumarse a tan noble causa, (Hágame usted el fabroncísimo cabor, con estos mugres curas) que derivaría en una guerra en 1911, en el que el total de muertos fue uno: una vaca, y encendió los ánimos de guerra de valientísimos chiapanecos, al extremo que en Tuxtla se unieron un grupo de “defensores” que ahora llamamos el heroico batallón de hijos de Tuxtla y en San Cristóbal hicieron lo mismo, pero sin nombre, y estaban tan ocupados en esta guerra los dos ejércitos que no olvidaron posar para las cámaras como si hubieran sido eventos sociales. Que risa.

Y mientras eso sucedía la Unión de cafetaleros del soconusco, organización fundada en 1903 por Guillermo Kahle, con oficinas en San Cristóbal de las Casas, recurrían a varios mecanismos de endeudamiento para obligar a los trabajadores a prestar sus servicios en las fincas de café, en calidad de esclavos. Pero aún cuando este dato aparece como relevante por su probabilidad (que se puede probar) lo cierto es que eso era una práctica muy regular en casi todo el estado y así estuvo hasta los 50s en muchos lados de Chiapas. Es decir, mientras unos veleidosos se peleaban la residencia de los poderes en Chiapas, a los trabajadores les seguían hincando el diente los vampiros finqueros.

El latifundio en Chiapas por otra parte era regla. La norma era la mediana propiedad. Según su uso, la denominaban finca o estancia. En promedio no pasaba de 385 hectáreas (aproximadamente) si era agrícola, y de 3575 hectáreas si era ganadera. Había en 1903 alrededor de 6794 fincas y estancias registradas como ranchos y 1571 propiedades sin clasificar que cubrían mas o menos tres millones de hectáreas, o sea el 44% de la superficie total del estado. ¿ que tal eh?

Y así estamos hoy. Mientras vamos a la nascar, tenemos torre Chiapas o ensalzamos el tenis (un deporte tan popular en Chiapas, que ya no…) Los enanos, amigos del gobernador saquean al estado a manos llenas. Mientras vemos harto anuncio en la tele; oímos hasta el cansancio en la radio de lo bien que vamos, mientras nos dan atole con el dedo sobre el arresto de Pablo Salazar por las transas del Stan (cosa que no va a pasar, por la complicidad que priva entre ambos gobiernos); mientras saturan de basura antiecológica el estado para decir lo ecológicos que son los conejosbuses; mientras diputados federales y estatales se bajan los pantalones y se inclinan como chivitos, a Chiapas le están dejando una deuda impresionante, no solo por el monto, sino porque no nos han acabo de explicar en que se gastó toda esa paga.

Mientras vemos como Megapixel, se forra de oro, no sabemos que ha pasado con el presupuesto de 2010, que ha sido el más grande de la historia de Chiapas. ¿Qué se ha hecho tanta lana? ¿Acaso fue para las casas de los hermanos Gamboa, de Nemecio Ponce, de Mauricio Perkins?¿ o era para pagar las degustaciones de queso y vino que tarde con tarde celebra el cetáceo Juan Gabriel Coutiño o para que siga comprando casas y camionetas de un millón de pesos a sus queridas, o para tapar el desfalco de su esposa Adriana? Mientras se gastan millones de pesos en arenas de lucha libre, reformas arquitectónicas a parques viejos, dipsómanos como Ángel Córdova, diputado y borracho permanente (bueno, en honor a la verdad, el primer cargo ya lo dejó, el segundo no) vende indulgencias a constructores y mientras esperamos la navidad de coca cola, Chiapas se unde en el peor gobierno del último cuarto de siglo, que no solo rayó en lo autoritario y unilateral, sino en la monaguesca ceguera de luis XVI.