19.5.09

El Fenómeno indio. Elementos para entenderlo mejor

M’ hijo no va aprender lengua. Es
malo, es mejor hablar “castilla”.


Martha, india zoque de 19 años.

Para entender el fenómeno indio en el actual contexto histórico es importante revisar el resultado de las investigaciones de diversos científicos sociales, que han afinado con mayor claridad la fotografía que exhibe a los indígenas y a quienes les llamamos así.

Para el historiador Sergio Nicolás Gutiérrez Cruz los indios acusan un concepto de su patria y de su identidad desarticulado. La cultura de los indios -él analiza a los chiapanecos- no se inserta en el concepto global de patria y por ende de nación:

…( los indios ) No insertos en la cultura occidental, de la cual están alejados por la discriminación impuesta por el sistema español, no participan concepto criollo y mestizo de patria.

Esta conceptualización de grupo cultural obliga a revisar, no sólo desde la óptica histórica sino antropológica y sociológica el surgimiento de los mismos y su conformación dentro de la gran sociedad que habita en la república mexicana. La convergencia temática ofrecida por las distintas ramas de estudio sociales facilitarán la ubicación en su lugar, de las partes que conforman al rompecabezas del contexto en el que su ubica el gentilicio indio.

Ha menester a recurrir a la imaginación para intentar comprender los modos de coexistencia de los pueblos precolombinos, los cuales sojuzgados o sojuzgadores mantenían una relación entre todos ellos de pueblos-estado. Es decir, en México existían por lo menos 160 naciones. Cada una con su lengua, su organización social, con su territorio y con su cultura particular. Con la llegada de los iberos colonizadores estas naciones “construyen” una enorme masa poblacional que se encierra en una descripción única: Los indios

El antropólogo español Miguel Lisbona Guillén explica en forma elocuente, como con la aparición de los colonialistas a principios del siglo XVI, todos los individuos y las colectividades distintas entre sí: azteca, zoque, mixe, tzeltal, etc., se convierten en una masa.

el conquistador impuso un estigma de difícil extirpación: ser indios. Los habitantes del continente americano, a pesar de sus diferencias culturales, pasan a engrosar las filas de la categoría genérica “ indios”

Tal vez lo homogeneización del término se consolidó cuando el “padre de los indios” Fray Bartolomé de las Casas (1474-1566), echó mano de sus influencias en la corte madrileña para poder publicar su libro Brevísima relación de la destrucción de las Indias, en el que mostraba a todos la barbarie infringida a los naturales de la tierra recién descubierta. Este documento uniformó en la visión de los europeos a los pueblos de América. Englobándolos en una masa ingente y esa concepción de los indios como un solo grupo perduró hasta nuestros días.

El concepto de indio como distingo racial y ahora cultural, se aprecia también al término de la colonia e inicio de la independencia, con humanistas de la talla del fraile católico Matías de Córdoba (1766-1828), precursor de la independencia de Chiapas que con su visión decimonónica ilustrada, y aunque para su religión los hombre son iguales, expresaba:

...Es igualmente cierto que falta en nosotros el vínculo de sociedad. Únicamente lo que podrá dudarse es si somos nosotros más infelices que los indios y mulatos, pues necesitamos más nosotros de ellos, que ellos de nosotros. Con todo es preciso hacer demostración de lo primero. El indio no ha menester comercio, ni nuestros jornales, y por consiguiente no está unido con el mutuo vínculo de necesidad…

…Únicamente necesitando los indios y mulatos de vestir, y calzarse, se excitarán del ocio, gozarán una vida cómo de asegurar su felicidad, necesitando los unos de los otros, que es lo que hace el hombre sociable...


La consideración, al parecer nociva, de convivir con los indios, se tradujo en algunos sectores de la población en actitudes de verdadero desprecio y acoso, amen de la explotación, al grado extremo que el presidente liberal Valentín Gómez Farías decretó la prohibición del término indio por resultar despectivo, sustituyéndolo por el de pobres. Más, la imposición de una ley por si misma no puede cambiar una actitud tan acendrada en las clases pudientes, y no fue este ordenamiento jurídico el que cambiara la viciosa relación mestizo-indio.

Probablemente la división peyorativa que se le impusiera a los indios y la obligatoriedad de concentrarse en espacios similares a las reservaciones, orilló a éstos subsistir en grupos muy herméticos, separados de los demás, de la gente de comprensión. Y lejos de mejorar la relación con los mestizos, éstos últimos reforzaron en muchos de los casos la actitud de supremacía heredada por los conquistadores españoles.

El historiador Miguel León Portilla agrega en sus estudios que, sumado al choque cultural y perfil sociológico de los indios en México, han sufrido múltiples reveses histórico - jurídicos. Ubicándolos en condiciones de mendicidad que lejos de considerarse como los connacionales originales, son ubicados en el paradójico papel de extranjeros refugiados en su propio territorio.

En diversos archivos de México, principalmente en el Archivo General de la Nación, se localizan miles de manuscritos en diversas lenguas indígenas demandando justicia, denunciando agresiones, vejaciones y atropellos, y como asunto sustancial: demandando sus tierras, en reconocimiento a sus derechos ancestrales.

Los indios, conscientes de su identidad por más de tres siglos a partir de la Colonia, han expresado la vital necesidad de que los españoles primero y los mestizos después, reconocieran sus derechos.
…contra lo que se ha pensado a veces, los indígenas no vivieron pasivamente sometidos a las Leyes de Indias sino que reaccionaron y se expresaron de diversas formas haciéndose escuchar y alcanzando en muchos casos la satisfacción de sus demandas.


León Portilla develó en el Foro de Cultura y Derechos de los pueblos indígenas, organizado por el Archivo General de la Nación a convocatoria de los Poderes Ejecutivo y Legislativo en el año de 1995, que la visión jurídica de los pueblos indios en los contextos históricos de la Colonia y la era independiente del siglo XIX era diametralmente opuesta. Desde la perspectiva legal en la Colonia se reconocía la heterogeneidad de los pueblos indios y con la firma del Acta de Independencia el nuevo estado nacional homogeneiza la consideración de habitantes.

Explica que a diferencia de la situación prevaleciente en el periodo colonial, en el que las Leyes de Indias, así como la perduración de los altepetl implicaron un reconocimiento de la pluralidad étnica del país. Al consolidarse el nuevo Estado se definió el gentilicio, con todas las connotaciones que encierra, del naciente país. Todos éramos ciudadanos mexicanos. Con un régimen jurídico único.

..Ni en la Constitución de Apatzingán de 1814 ni en la de 1824 se habla de la existencia de indígenas o de pueblos con lenguas y culturas diferentes. En ambos ordenamientos subyace la idea de que, por ser mexicanos todos los habitantes del país, no debe haber diferencia alguna en los ordenamientos jurídicos de la Nación. Esto que, en teoría podría considerarse como aportación de criterios justos y liberales, trajo consigo en la práctica el total desamparo y marginación de los pueblos indígenas.

Con la lucha por la consolidación de la República, luego del fallido intento de instaurar una monarquía de presencia europea, la condición de los pueblos indios se deterioró aún mas al entrar en vigencia la nueva Constitución Política de la República en 1857. En el artículo 27 de ésta, se suprime por completo la figura jurídica de la propiedad comunal y con ello La Reforma sin pretenderlo, desconoció los antiguos territorios de uso comunitario de los indios y constituyó este hecho, como bien lo explica León Portilla, el desamparo total. Sin soslayar que asentó las bases para el fortalecimiento y expansión de la hacienda en los finales de siglo XIX .

Abogados liberales de la época como Manuel Suárez Muñoz, quien preparó la introducción para la edición facsimilar náhuatl español de dicha Constitución, expresaron con tono de cierta tristeza, que los indios siendo comuneros -vivían en casi una autarquía económica- se convirtieron en jornaleros, en proletarios rurales al servicio de los nuevos dueños, de los ricos.

La desaparición de los bienes comunales, la creación de grandes latifundios y la consecuente proletarización de los indígenas fue lo que hizo ver cada vez con mayor desprecio a quienes hablaban las lenguas nativas, y a estas mismas como señal de que se era indio, pues si éstos habían sido explotados desde el momento de la Conquista, tal situación se agravó cuando pasaron a ser peones acasillados.

De este tiempo procede la costumbre de llamar dialectos a las lenguas nativas. Durante la Colonia se les llamaba lenguas y no faltan menciones acerca de su riqueza de expresión, comparable a la de la lengua latina o la griega; expresaron muchos. Pero desde fines del siglo XIX la mayoría de la población mestiza consideraba que el habla de seres "inferiores" era igualmente inferior, sin gramática ni literatura, menos capaz que el español y no propiamente una lengua, sino una forma de expresión imperfecta a la que se llamó peyorativamente dialecto. Los mismos hablantes de lenguas indígenas procuraron ocultarlo, abandonarlo y no transmitirlo. Actitud que lamentablemente aun prevalece en muchas regiones del país.

El acucioso historiador Miguel León Portilla, nos refiere una verdadera joya histórica sobre un segmento de nuestra historia muy estigmatizado, pero harto desconocido para la mayoría: El imperio de Maximiliano

En efecto, Maximiliano (de Habsburgo) expidió el 26 de junio de 1866 y luego el 16 de septiembre del mismo año dos decretos "sobre terrenos de comunidad y de repartimiento" y "acerca del fundo legal de los pueblos indígenas". En uno y otro estableció procedimientos para que los pueblos indígenas recuperaran las tierras de que se habían visto privados. Irónico es también que uno y otro de esos decretos se publicaran tanto en español como en náhuatl.

Ya en el presente siglo y con la lucha civil que derrocara al gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, las masas de gente extremadamente pobre y mestiza no tenían conflictos de juntar resfuerzos con los indios para derrocar al régimen oligárquico protegido por le aparato gubernamental de Porfirio Díaz. Existen incluso testimonios escritos de que Emiliano Zapata firmó cartas exitatorias para la población nahoa, para que se sumaran a la lucha revolucionaria, explicando que era un llamando de la tierra, nuestra madrecita.

La lucha armada de la revolución acarrea la muerte de más de un millón de mexicanos hasta 1917. Aún no se ha expresado el número de indígenas en esta enorme baja, mas se infiere que debió ser por lo menos la mitad. Cuando por fin se consagraron en La Constitución los afanes de la lucha , no se empleó la palabra indígena o indio, sino tribu.

Los gobiernos posteriores a la Revolución reconocieron los derechos de los campesinos, cuya mayoría es indígena, y crearon instituciones destinadas a la atención de las minorías étnicas de raíz prehispánica: la Dirección de Antropología y el Departamento de Asuntos Indígenas entre otras, dan cuenta de esa tendencia. Sin embargo en un principio también existía la idea y una tendencia mayor acerca de que la cultura india constituía un obstáculo para el desarrollo de la nación, al grado que se procuró desterrar los idiomas nativos. El mejor ejemplo reside en el hecho de que la educación se impartió siempre en español. Incluso en muchas escuelas, en los recreos, obligaban a los indios hablar español: la lengua nacional.

Manuel Gamio, iniciador de la moderna antropología mexicana logró en 1917, antes de que se proclamara la nueva Constitución, la creación de Dirección de Antropología, la primera en América. Sus objetivos: facilitar el conocimiento del país, en aspectos como su habitabilidad, posesión y producción de la tierra, así como en lo las distintas poblaciones no mestizas que vivían en él.

Los estudios sociales de Gamio permitieron convencer a las autoridades de la necesidad de promover estudios de arqueología, lingüística, filología, economía, sociología, etnología, antropología física, demografía y otras disciplinas, con miras a una comprensión integral del desarrollo histórico y cultural de los diferentes ámbitos con presencia de aborígenes.

Intelectuales como Alfonso Caso, Gonzalo Aguirre Beltrán, Julio de la Fuente y Alfonso Villa Rojas, inspirados en el pensamiento de Gamio, promovieron diversos programas orientados a lograr lo que se describió como Desarrollo integral de los distintos grupos indígenas.

En abril de 1940, siendo presidente de la República el general Lázaro Cárdenas, se reunió en la ciudad de Pátzcuaro el Primer Congreso Indigenista Interamericano. El principal acuerdo esta reunión consistió en crear el Instituto Indigenista Interamericano, mediante la firma de una Convención en cuyo Artículo X se previa el establecimiento de un Instituto Nacional Indigenista en cada uno de los países participantes.

Tal Convención fue firmada el 29 de noviembre de 1940 por los representantes de Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Honduras, México y Perú. Este documento fue refrendado por el Presidente Manuel Ávila Camacho, previa autorización del Senado de la República . Después de la creación del Instituto Indigenista Interamericano (1941), fueron surgiendo varios organismos sociales, cuyo objetivo fue hacer realidad desarrollo indígena. En ocasiones se habló de "asimilación" o "incorporación" de las minorías indígenas a la que se designó "cultura nacional". Floreció un indigenismo romántico y hubo antropólogos y otros profesionales que se sintieron como dueños de la panacea que debía aplicarse a los pueblos indígenas para sacarlos del estado de “postración” en que estaban.

Finalmente el 4 de diciembre de 1948, el gobierno del presidente Miguel Alemán, creó el Instituto Nacional Indigenista (INI), otorgándole el carácter de organismo descentralizado, con personalidad jurídica propia y con las funciones sustantivas de investigar los problemas relativos a los núcleos indígenas, estudiar las medidas de mejoramiento y promover su aprobación ante el Ejecutivo Federal; dirigir la realización de esas medidas y coordinar, en su caso, la acción de los órganos gubernamentales competentes; actuar como órgano consultivo de las instituciones oficiales y privadas; entre otras.

Para realizar la investigación y la acción indigenistas, el INI consideró acertadamente la experiencia de los planes de desarrollo de comunidades iniciados en 1922 en el valle de Teotihuacán por Manuel Gamio; así como los resultados de la actividad de las misiones culturales; las casas del pueblo del régimen callista; las brigadas de mejoramiento y los centros de capacitación de la Secretaria de Educación Pública (SEP), entre otros.

El INI al considerar a los indios no trató de definirlos, lo cual equivalía a aislarlo y confinarlo, mas bien impulsó mecanismos de interacción entre las comunidades indígenas y mestizas, urbanas y rurales, en un mismo territorio, lo cual situó el campo de trabajo del Instituto en una región intercultural.

“El planteamiento del problema bajo el nuevo concepto de integración regional, en oposición al de indio o de comunidad aislada, es una de las principales aportaciones de la antropología mexicana. La región intercultural se convirtió en el área de operación de los centros coordinadores donde se disponía de personal de grado académico, que desarrollaba funciones de investigación, aplicación, enseñanza y asesoría; y de nivel técnico - maestros rurales, trabajadores sociales, enfermeros, practicantes agrícolas, oficiales artesanos - y básico, es decir los promotores, en su mayoría bilingües, que mantenían los enlaces con las comunidades”.

Ya en la década de los 70 se llevó a cabo el Primer Congreso Nacional de Indígenas celebrado en 1975 en Pátzcuaro, Michoacán. Se dieron cita a él representantes de más de setenta grupos. De los trabajos de éste, emanaron las siguientes consideraciones: los indios se reconocieron como pueblos con sus propias costumbres e instituciones (mayordomías, jueces, tequio.etc). Demandaron reconocimiento a sus lenguas y solicitaron espacios políticos para coadyuvar a su mejoramiento.

Este hecho se suma como un hito para los indígenas, si bien no el mas significativo, si uno de los mas determinantes para entender la historia contemporánea. Pues sin ser la razón explícita, se confirma la existencia de instituciones y lenguas indias. Por tanto existe un mosaico de comunidades con una organización enmarcada en la preservación de una cultura con orígenes precolombinos. No representa un acto de resistencia como algunos alegan, sino plena convicción de los indios por vivir y subsistir como herederos de antiguos pueblos. En ese sentido el escritor e indigenista Fernando Benítez expresa:

...(los grupos indios que se asientan en la Sierra Madre Occidental).Es curioso que viviendo juntos, en un mismo terreno, hablen diferentes idiomas y tengan una cultura propia. Además, es notable su organización democrática. E1 gobierno indio se integra desde el topil, que es el policía, hasta el gobernador, todos electos a causa de los servicios gratuitos prestados a su comunidad.

Mas guarda ecuanimidad y visión pragmática cuando agrega:

...Desgraciadamente para los grandes problemas dependen de los ayuntamientos cercanos compuestos de población mayoritariamente mestiza, la cual comete una serie de abusos y arbitrariedades con la población indígena, la que a pesar de esta sujeción conserva una verdadera estructura democrática en sus formas políticas. No obstante su miseria, preservan una cultura propia...

Actualmente las organizaciones indígenas tienen plena conciencia del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (1989) sobre pueblos indígenas o tribales en países independientes y tienen certidumbre sobre instrumentos jurídicos como la declaración del grupo de trabajo de las Naciones Unidas con motivo de la celebración en 1993 del Año de los Pueblos Indígenas y particularmente están conscientes que las recientes reformas constitucionales han reconocido a los pueblos indios como parte fundamental del Estado mexicano. El Artículo 4° Constitucional expresa que México es un país pluricultural y plurilingüístico.

La conclusión al final de este breve recorrido histórico nos remite a la concepción que consigna en el magnífico libro México profundo del antropólogo Guillermo Bonfil Batalla:

...El indio es producto de la instauración del régimen colonial. Antes de la Invasión no había pueblos indios, sino pueblos particularmente identificados..


La historia nos ha enseñado que en el proceso de colonización existen dos actores, el colonizado y el colonizador, el segundo con supremacía impone un distingo que no solo implica la derrota de su oponente, sino la diferenciación entre ambos. El colonizado es el “otro” de la sociedad resultante, es distinto. Por una exclusiva razón, No se parecen a “uno”, es decir al colonizador.

Esa dualidad dentro de la sociedad mexicana se convirtió en la actualidad en una dicotomía indio - ladino que no ha encontrado solución. Es cierto que la población que reconoce a los indios y su marginación aumenta, pero es aun latente una sociedad de castas y aún prevalece el intento de desindianizar al tejido social mexicano, por parte de cierto sector de la población.

Finalmente en 1994, el fenómeno zapatista en Chiapas fue explicado por diversos científicos sociales, como la voz de los indios reclamando su integración a la nación. Abiertamente la sociedad mexicana comenzó ha entender el sentido de la frase que explica que México se constituye en una sociedad pluricultural. La nación no puede ser el México mestizo que se creyó muchos años, existen muchos núcleos sociales distintos al mestizo que intentan integrarse al concepto de nación y no de una federación de países. La redefinición del concepto de nación es lo que hoy (1998) obliga a entender el fenómeno indio y tener conciencia de ello.

La importancia que afortunadamente se le ha otorgado a la Antropología en México nos ha permitido entender la enorme variedad cultural del país y se ha demostrado que la ruta de crecimiento probablemente mas factible para los mexicanos reside en la plena manifestación de las culturas regionales al amparo de un reconocimiento mutuo entre los pueblos indios y ladinos, en una sociedad abierta. Andrés Fábregas Puig, prestigio de la antropología mexicana expresa elocuentemente:


...La pluralidad cultural es una característica del México realmente existente. los pueblos originales seguirán hablando sus lengua y practicando sus propias construcciones culturales, como así seguirá sucediendo en cada región mexicana. Una sociedad abierta debe reconocer ese hecho. Lo central es la participación en la vida misma del país y el acceso al bienestar que ello debe resultar...