11.11.10

Chiapanecos sumisos

Alvin Toffler futurista y analista formal del último gran salto del conocimiento humano, en su libro más emblemático EL shock del futuro, recoge en su capítulo sobre las nuevas divisiones cronológicas de la sociedad moderna, un precedente africano que guardada las proporciones, retrata en mucho a la sociedad moderna urbana y suburbana chiapaneca.

Dice más a menos así: los viejos de una tribu africana, que han perdido preeminencia en el liderazgo de su pueblo por la presencia de muchos más jóvenes, que en alarde de vigor y violencia ahora imponen sus decisiones, consigue que ahora los viejos “acepten” como una seña de cooperación, cualquier determinación, sin importar lo loca que pueda ser ésta.

Sin embargo Toffler recupera el criterio del antropólogo que remite la historia:



La aceptación en seña de cooperación acusa más bien la sumisión ante una entidad de poder.



Chiapas hoy en día está gobernado por un triunvirato de jóvenes (trinca me dijo un joven sabio) y de esa tercia, dos terceras partes no son chiapanecos, son patanes, nacos y lo peor tienen poder absoluto.


De ese tercio, dos terceras partes no tienen la legitimidad del mandato popular. Es decir, nadie votó por ellos. Tampoco la ley los dota de prerrogativas para decidir sobre contratistas, sobre negocios económicos con el erario público. Como tampoco para – aún con usos y costumbres- palomear candidatos, inscribir la lista negra del gobierno y decidir quienes integran la lista de beneficiados con la chuleta de “gobernabilidad” (perdón la Partida).



De esa triada sin arraigo chiapaneco, pero especialmente de las dos terceras partes citadas depende la vida política de los políticos. No es una perogrullada. Los políticos en Chiapas tienen que notificarles hasta que horas calculan vaciar sus intestinos, así como si salen de Chiapas o regresan, o con quien van a reunirse, tal como sucede con la gestapo. De no hacerlo, de no avisarle a este par especialmente, ello confabularán contra él pobre político y lo mandarán al ostracismo o peor aún al bote (con previo paso por el pitiquito).



Esta junta trinitaria está constituida como el gobierno supremo de Chiapas, de jóvenes vigorosos, arbitrarios, irreflexivos, veleidosos y que han provocado temor en la clase política actual. Las dos terceras partes son Nemecio Ponce y Mauricio Perkins.



Las dos terceras partes se irán de Chiapas al término del gobierno de Juan Sabines (esperemos) o después, pero irremediablemente se irán, porque no es esta tierra la que los atrae ontológicamente. Están acá por negocios porque ahora ejercen un poder que sólo en Chiapas y solo en este gobierno, lo pudieron haber ejercido. La concurrencia de tantos factores permitieron su presencia en la vida chiapaneca, pero esa concurrencia, fenece y fenece pronto.



El asunto no son ellos. Ellos son malagradecidos y patanes. El asunto somos nosotros. Nos hemos dejado convencer por poderosos sin un argumento veraz. Nos hemos dejado persuadir como unos crédulos. Y peor aún como crédulos hemos actuado contra nosotros mismos, estamos bajo las órdenes de este par infame. Somos escudos y aguerridos paladines para beneficio de sus deseos, como si estos fueran dogmas. Dejamos que ellos hagan de su Chiapas su hacienda, mientras nosotros “aceptamos” cooperar.



Pero no somos los únicos culpables (mmm… gran consuelo) el más poderoso de esa tríada ha torcido la realidad para convencernos,para decirnos que es por nuestro bien. Habemos incluso, quienes aún defendemos su inocencia, su buena voluntad, su valía.



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