21.2.11

La cachorrización de la política chiapaneca

Entre muchos priístas existe la percepción de que el ex presidente municipal Mariano Díaz Ochoa y otros, pactaron con Aquiles Espinoza, para hacerse de la dirigencia del PRI estatal, y que en el pacto está incluido Mario Carlos Culebro Velasco. Pero parece ser que atrás de ellos está José Antonio Aguilar Bodegas, por lo que la búsqueda de la dirigencia estatal será una lucha de vencidas entre fuerzas de José Antonio Aguilar Bodegas y las de Roberto Albores Guillén. En la cargada a favor de Albores Gleason está el actual encargado del CDE del PRI, Sergio Lobato García, al que en su distrito lo están buscando desde hace más de un año para que cumpla el único compromiso que firmó: bonos educativos para aprender idiomas y computación. Pobre paisanos que le creyeron a este tlaconete.

(Regalo de tinta fresca) La “unidad” de Albores

— Apoya al cachorro, súmate, son tiempos de unidad — soltó en ese tono imperativo que le caracteriza al viejo RAG, el ex gobernador expulsado de las filas del PRI.
— Que me apoye él, yo sí tengo trabajo partidista — le reviró Aquiles Espinosa, quien por pura cortesía política fue hasta Comitán a responder el llamado del último mandatario tricolor.
— Es tiempo de una nueva generación. Hay que darle paso; el diputado sabrá corresponderte, ya tiene muchos apoyos —le insistió el comiteco.
El viejo Roberto Albores se molestó ante la negativa del diputado local para apoyar a su hijo, al que hizo diputado federal con toneladas de dinero, y ahora le allana el camino a la dirigencia estatal del tricolor.

Y ese es básicamente el conflicto. Que la campaña la está haciendo el exgobernador porque al parecer a su hijo, no muy se le da. En días pasados en un restaurante el hijo de su papá, no quiso saludar a periodistas, por el solo hecho de que ellos no le fueron a rendir pleitesía. Días después el papá de su hijo, llamó a uno de los periodistas menoscabados por el cachorro y le ordenó que hiciera una reunión de columnistas para que charlaran con el cachorrito, y éste rápido lo hizo. De la misma forma lo ha hecho siempre.

Alcaldes, diputados y ex dirigentes del PRI, ex diputados y ex alcaldes priístas a las órdenes del diablo mayor, están ahora haciendo la campaña del que parece ser, llegará a ser otro presidente del Partido acotado por las determinaciones de Palacio y que construye proyectos políticos, no a partir de alianzas, sino de complicidades. El acuerdo deviene de la comida que ofreció el viejo Albores al mandatario estatal, en su rancho en Trinitaria en semanas pasadas y al parecer el pacto, tiene como destino final la gubernatura, cambiando el fiel de la balanza; para darle técnicamente un nocaut al güero Velasco (se los dije a los ufanos Verdes de Comitán, si pasa el cachorro, olvídense de que Manuel Velasco será gobernador y Eduardo Ramírez, puede decirle adiós a la senaduría o la secretaría de gobierno, desde donde ya despachaba en sus sueños, latigueando a sus enemigos).

El padre Albores, un viejo priísta, expulsado del PRI – hágame usted el favor – contumaz, ha hecho fama de torcer la realidad a partir de ejercer el poder unilateral. Recuérdese la selección interna del candidato presidencial en el 2000, cuando Madrazo ganó en Chiapas, a pesar de las toneladas de millones de pesos que mandó Albores Guillén a repartir para que ganara su compadre Labastida. Pues éste perdió y enfurecido – otra vez – Albores obligó - con lana como debe ser – a los medios a publicar que había ganado Labastida. Hay grabación de ello en el periódico Reforma.

Pero si bien su campaña mediática va bien, al cachorro hay muchos que no lo quieren. Baste ver que la foto de Pablo Salazar con Manlio Fabio Beltrones, que circuló ampliamente fue filtrada por la senadora María Elena Orantes, en clara señal de que no quiere nada con el inquilino de Palacio y no aceptará que la pretensión monaguesca de heredarle el poder de la gubernatura al cachorro Albores. No lo acepta, ni siquiera con la sutil y sugerente escalada a la dirigencia estatal del PRI.

La senadora, quien despierta una amplia capilla de prosélitos recogidos ahora en el anonimato, teje sus alianzas como puede y con quien puede, dado a su pleito con el actual dueño de Rancho. Reconozcamos que ha sido crítica con el PRI y no está manca que digamos. Ha sido hábil y no caerá en la tentación de Julián Nazar que obediente al diablo mayor Albores Guillén, da las de nailon con tal de que él o su hija queden al frente de la CNC. Sin olvidar la clase de calaña que este patán y recuérdese el trato -que bien merecido tiene- el pelmazo de Enrique Bielma, de agacharse ante su padre político cuando éste vociferaba y lo azotaba como un hato de trigo, en un acto del propio Bielma.

Volviendo a la importancia de María Elena Orantes en este juego, su actuación será determinante para la elección del nuevo dirigente priísta, pues su peso político cuenta con la no menos deleznable fuerza de Elba Esther Gordillo, a quien acompañó y no abandonó cuando la comiteca fue expulsada de la coordinación de los diputados federales por el soberbio Roberto Madrazo. La senaduría en mucho se debe a la fuerza de la maestra que agradece bien las lealtades.

Ahora que el presidente de nacional del PRI, resulta ser un alumno de la “maestra” Elba Esther y éste ha prometido dejar que regresen los que se fueron, no lo hace pensando en los 17 diputados de la LX que abrogaron estúpidamente la Gran Comisión, sino en su jefa y amiga, que a pesar de ser dueña de un Partido distinto al PRI, no milita en él y bien puede regresar y darle a todo este hervidero de emociones, una temperatura que fundiría bronce. De ahí que la senadora Orantes en franca alusión a Manuel Velasco al cachorro en cuestión, ella se diga cien por ciento chiapaneca. Jojó…ahí seguís.

Pero María Elena, no se confía en un solo aliado, ahora se nutre del aprecio de su homólogo, el vicepresidente de facto, Manlio Fabio - que ahora, con la pérdidas de Guerrero y Baja California puede hacerle un hijito a Peña nieto – y construye una plataforma para la sucesión estatal, que le permita acomodarse con fortaleza y suficiencia. De ahí que no aceptará que se siente el cachorro, si incluye éste en el paquete, la silla de Palacio. De entrada, sienta a Pablo Salazar con Manlio Fabio Beltrones, ahora que muchos “están concluyendo” que Pablo no ha sido lo peor para Chiapas. Y el ego de Soloyó que ahora se recrea fastidiando la faringe de la cantante Lucero en cenas que ahora ofrece en el DF, para hacer amarres y volver al power, se pondrá más de lado de la senadora que del Cachorro.

Mientras Aquiles Espinosa, todo cortés y amable, fue capaz de mandar a freír espárragos al diablo mayor de Roberto Albores y coligarse con Josean Aguilar Bodegas para hacer un frente común en una historia de grilla extraordinaria. Primero, Albores tata impulsa a Josean como senador; luego Josean cobra favores con Pablo y le da el pitazo al diablo mayor para que huya pues la guadaña apuntaba a su cabeza. Luego Pablo pacta con Albores para que regrese y le haga la guerrilla a Josean que era el candidato fuerte y éste acepta y engaña a harto bobo – yo incluido – y lo jode bien a Josean; luego Albores destapa a Josean diciendo que es el mejor candidato y ahora Josean no quiere nada con él.

Mientras, entre estas olas huracanadas, llega Mario Carlos Culebro y todavía levanta más agua. Primero se pelea desde un principio con Josean por su pretensión de la gubernatura; pacta posteriormente con su compadre Albores, éste regresa a Chiapas, hace la finta de su candidatura y el PRI, no solo lo hace a un lado, sino que lo expulsa (primer acto). Compungido impulsa a Sabines y cuela a su hijo en el gobierno, pero en ese trance el diablo mayor soslaya a Mario Carlos y cuando Albores busca al PAN para seguirle haciendo la guerrilla a Josean y que Sabines pase sin dolor, ahí se encabrona Mario Carlos y se regresa con Josean(segundo acto). Por su parte Josefina Vázquez Mota manda a la fregada al diablo mayor y prefiere un candidato locuaz como Paco bono. Mario Carlos antiguo enemigo de Josean se jura amor eterno con éste y que hasta la fecha perdura. Ahora Mario Carlos con Aquiles Espinosa y Josean, hacen frente comúncontra el peligroso Roberto Albores Guillén, que hará valer su astucia y sus viejas mañas marrulleras para dejar al cachorro en PRI y desde ahí catapultarlo al Palacio (tercer acto. ¿Como se llamó la obra? Contigo hasta la ignominia).

La sentencia del valiente Aquiles

Como colofón dejaría la sentencia que Aquiles Espinosa le propuso al cachorrito y esté no contestó, porque no encontró al papá para consultarlo. Aquiles lo retó y le dijo: vamos todos por la unidad, si los que participamos firmamos un acuerdo como el que firmó Humberto Moreira: el que le entra a la dirigencia del PRI se abstiene de la candidatura al gobierno del 1012. El cachorro miró en lontananza, supuso una mueca como risa y corrió a consultar al tata.