23.11.11

No todos quieren a juan Sabines

Chiapanecos de segunda
Álvaro Robles

Partiendo de las amenazas expresadas en contra del medio que antes dirigí [Areópago – Juicio,] infligidas por voceros amigos y que al tenor de: - si ya metieron a la cárcel a Pablo Salazar, a ustedes les van a fabricar cualquier delito y terminarán acompañando al ex gobernador desgraciado en turno. ¿Qué les puedo decir? A todos nos pesa el miedo de terminar en la cárcel o de ver que a tu esposa o familiares los dañen en claro mensaje de las arbitrariedades que se vive en Chiapas desde hace más de una década. Vaya, estas dos administraciones últimas son peores que muchas del PRI juntas, y aclaro que tampoco me satisfacen los trogloditas de ese instituto electorero, que gobernaron previamente.
No se trata del partido (PRD), que ya decirlo es ignominioso, sino del modo en como suponen quienes han gobernado al estado desde el 2000 que se debe de ejercer el poder. Lo hacen como si este fuera su rancho y como si a los chiapanecos tuviéramos la enorme fortuna de vernos favorecidos de ser guiados por arbitrarios. Lo extraordinario es que pareciera que no tenemos límites.

De Albores Guillén que fue fielmente caricaturizado como un cavernario arbitrario a Pablo Salazar caímos en una suerte de precipicio que rayaba en excesos apenas concebibles. Todos veíamos las atrocidades de este patán último, sometiendo al Poder judicial y al legislativo a punta de policías con bayoneta o con su juez consentido que disparaba órdenes de aprehensión, con la misma intensidad que un maestro de secundaria pública invita en la cantina, después de cobrar sus dos meses de sueldo de verano. Es decir, hartas.
De Pablo supusimos cándidamente que con él llegamos al fondo del pozo de la ignominia. Pero no. Aún había más. Ahora tenemos a un gobernador que la veleidad ha opacado los alcances del gobierno pablista.

Del gobernador joven actual que representa mejor a los chiapanecos ha resultado un hombre preocupado de reafirmar su imagen del mejor gobernador, sin importar que en su intento se haya sacrificado la inteligencia, las discrepancias y la falta de equilibrio.
Aunque desordenado en principio, trataré de explicar mi postura al respecto, lo más llano que me sea posible. La inteligencia la sacrificó cuando arrastró a la administración pública hasta quedar lejos de ser la fuerza orgánica que políticamente coadyuva a la consolidación de un gobierno liberal y la utilizó como un espacio unilateral desde el que jugó a ser un estratega y acomodar a sus cuates o los hijos de todos aquellos que llegaban y le decían: - yo era amigo de tu padre, en una especie de juego caprichoso, ajeno a la sensatez. Con esa suficiencia propia de un Virrey, puso y quitó a amiguitos y dejó que otros amiguitos hicieran lo mismo en un concierto de ocurrencias, disparates y tonterías que harto costará arreglarlo. En puestos delicados puso a ignorantes, en los estratégicos a intolerantes y en los de gobierno interior a desprovistos de ética, que solo ganaron su estancia doblando la cerviz en señal de agradecimiento.

Se sacrificó la estrategia, el plan de mediano y largo plazo, la sustentabilidad de las acciones de gobierno por ocurrencias muy bien vendidas en los medios de comunicación. Muchos en el algún momento creímos en él y hasta nos emocionamos. Da pena decirlo pero estamos obligados a hacerlo. Todos los programas que se dieron como buenos fueron auténticas llamaradas de petate y casi ninguno tendrá seguimiento por su debilidad operativa: vea los mentiras del biodiesel, la ciudades rurales abandonadas, la torre Chiapas de empresarios que ahora reclaman las rentas y no prenden ni el aire acondicionado, las miles de obras a medias en todo el estado por falta de pago, los ancianos que están hartos de rendirle pleitesía por un dinero que se merecen y que no es un regalo, el empoderamiento de la mujer con representantes en la oficina del ramo en manos de bonitas niñas fresas, ignorantes y mentecatas; de las obras suntuarias ofensivas en este pueblo de pobre como la nascar, arena de lucha y la promoción de artistas pagados por el estado, porque le gustan a su familia, y si su hijito lo pide a Shakira, pues es una mandato mayor que un decreto. Uff sería harto cansado seguir enumerando.

Las discrepancias. En este gobierno ha fenecido la crítica y no me refiero a su gabinete o al poder legislativo, esos están tan arrodillados que ya tienen costra en la nariz de tanto lamerle las botas. El judicial no es político es técnico y no puede entrar en este costal. Sin embargo la democracia habitan en donde hay contrapartes que ejercen poderes distintos para equilibrar al poder mismo o legitimarlo y acá eso no existe. El gobierno del cachorro enarbola la homogeneidad. Su criterio es el único y oponerse es casi sacar un duplicado de alguna celda en El Amate. Su política es dominante y desprovista de discusión. Chiapas parece un circo en donde el es el domador y los demás somos los monos. Abrimos la boca solo para esgrimir chillidos de temor. Sostiene el cachorro una racionalidad y lógica incontrovertible y no hay valientes por esta tierra que le cuestionen. Los que ha habido conocieron el bajo mundo del arraigo, de la prisión por determinación sumaria de época, y ahora el sabines lucha por colgarse en el pecho todas las insignias patriarcales y ser además, rector de la moralidad, y productor de la ciencia objetiva. Vaya, que le hemos perdido, que se nos fue. Pues en la droga del poder omnímodo ha comprado a los medios que deberían criticarlo y ahora somete y destruye todo lo que se revele contra su autoridad. Si no, pregúntenle a Pablo Salazar, que inauguró su propia prisión y ahora espera estar acompañado pronto de aquel que será acusado de parricidio. En fin que enamorado de si, de sus palabras y de sus ideas sabines sacrificó la templanza de aguantar a que los critiquen y lo señalen, y en lugar de ganarse el respeto se ganó el saludo hipócrita de la mayoría que espera su debilidad para ensañarse con él.

La falta de equilibrio. El cachorro es casi el Estado, en el residen casi los tres poderes. Hace las leyes para cierto tiempo o a su modo. Deroga las que están hechas y que no le permiten verse como un virrey o un tlatoani. Castiga a los osados que lo critican y nos inflige una tranquilidad que proviene de su propia invención y a su más puro estilo, debemos de ser felices porque él lo ordena. El poder legislativo y ejecutivo es uno solo. Para evitar castigarse con sus propias ideas. El promueve un imperio sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sutil pero arbitrario y eso no es lo peor, lo triste es que quienes deberían de reclamarle cordura – sus amigos – le aplauden o callan, musitando su desacuerdo en cafeterías y en cantinas. Mas diremos, pero en la próxima ahora el espacio cruel nos niega la palabra. Conste, el espacio de este medio. Nadie más.
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